sábado, 10 de enero de 2009

El cine policíaco de Antonio Santillán


Nacido en Madrid en 1909, Antonio Santillán Esteban se inició en el mundo del cine en los años treinta a través del sector de la distribución. Hacia 1932-1933 da el paso al sector del doblaje trabajando en los estudios que la Metro Goldwyn Mayer tenía en Barcelona. Desde 1945 lo encontramos como director de doblaje de los estudios barceloneses Fono Barcelona, Acústica Orphea, Parlo Films y P.C. Balcázar, sucesivamente. 

Su primera película como realizador, y su primera incursión en el género que predominará en su filmografía, fue el policíaco Enemigos (1942). Dos años después, en 1944, dirige su segundo largometraje, La noche del martes, un film de intriga y aventuras atípico en el cine español de la época, cuyo argumento gira en torno a un joven que al frente de una expedición viajará a Egipto para investigar la muerte, en extrañas circunstancias, de su padre, investigador jefe en unas excavaciones arqueológicas. 

En 1951, tras varios años sin dirigir película alguna, es contactado y contratado por Ignacio F. Iquino, para trabajar en la emblemática productora I.F.I. España S.A. (IFI). Siguiendo los designios de la productora, al tiempo que, seguramente, sus preferencias, Santillán dirige cuatro destacables y dispares películas policíaco-criminales en el lapso de seis años: Almas en peligro (1951), El presidio (1954), El ojo de cristal (1955) y Cuatro en la frontera (1957). En ese periodo también dirigirá Sucedió en mi aldea (1954), una comedia ruralista, producida por P.C. Vértice, sobre dos pícaros monaguillos que pretenden conseguir cien mil pesetas para comprar una nueva campana para su iglesia, después de que un rayo destrozase la anterior; y Hospital de urgencia (1956), una producción de IFI en torno a las vicisitudes de varios personajes -especialmente un triángulo formado por dos cirujanos y la mujer de uno de ellos- vinculados de una manera u otra a un concurrido hospital. 

Tras abandonar la productora de Iquino, en 1958 dirigirá para, nuevamente, P.C. Vértice otro film policíaco, Cita imposible; y dos años más tarde, esta vez bajo producción de Miguel de Echarri P.C., realizará el drama delictivo Los desamparados. En 1962 Santillán funda, junto al músico Federico Martínez Tudó, la Cooperativa Cinematográfica Constelación, productora que presidirá de inicio [1] y a través de la cual iniciará su postrera etapa como director/productor, a la que pertenecen los policíacos Trampa mortal (1962) y Senda torcida (1963), y el western en coproducción con Italia La venganza de Clark Harrison / La spietata colt del gringo (1965, José Luis Madrid), en el que Santillán participará como co-guionista. Su último trabajo como director fue el film de aventuras exóticas Una ráfaga de plomo / Una raffica di piombo (1966), una coproducción internacional entre España (P.C. Balcázar), Italia y Egipto, en la que Santillán aparece acreditado como director solamente en la versión española de la película [2]. 

Malogradamente, Antonio Santillán falleció el 17 de enero de 1966 a la edad de 56 años. Como comentan Ramon Freixas y Joan Bassa en su Diccionario personal y transferible de directores del cine español: “La muerte cortó de cuajo la obra de un cineasta ignorado, poco valorado, hasta ninguneado, modesto pero de talento indiscutible, precisado de urgente vindicación/rehabilitación, cuyo reconocimiento depararía gratas y positivas sorpresas”. [3] De acuerdo estamos.

Enemigos (1942)


Bajo producción de Aspa P.C., distribución de Helios Films, argumento de María de los Llanos [4] y rodada en 1942 en los estudios Kinefón de Barcelona [5], Enemigos centraba su trama en la investigación, por parte de un grupo de agentes de policía, de una serie de robos de joyas con un modus operandi similar. El inspector encargado del caso (José María Lado) es presionado por sus superiores hasta el punto de darle tan sólo un mes de plazo para capturar a los delincuentes. Ante tal ultimátum, la hija del inspector (Alfonsina de Saavedra) urde una estratagema que tendrá sus resultados: se hace pasar por delincuente y es encarcelada junto a una muchacha detenida por estar relacionada, presumiblemente, con la banda de ladrones de joyas. Ganándose la confianza de ésta, la hija del inspector logrará entrar en la banda como infiltrada de la policía.


La prensa de la época valoró en primera instancia el verismo de su rodaje y puesta en escena [6], y tras su estreno incidió en su interés por adentrarse en el campo de la trama policíaca “con marchamo hollywoodiense”, destacando positivamente el trabajo con la cámara, la labor de los intérpretes principales y el “simpático sentido aleccionador” de su secuencia final [7]. Con dureza y sarcasmo trata a la película, veinte años después, Fernando Méndez-Leite en su Historia del cine español; tras tildarla de poco original y carente de interés, acaba diciendo que Enemigos, “película de gángsters de mentirijillas, con revólveres formidables y pistolas ametralladoras de tambor que provocan la hilaridad del público, no debió de rodarse nunca, con lo que hubieran salido ganando todos y muy especialmente los intérpretes (...), y, en último lugar, el público, poco dispuesto a ‘saborear’ semejantes parodias de pacotilla”. [8].

Evidentemente, la sombra del cine negro y de gángsters norteamericano planeaba sobre la primera película dirigida por Santillán. Pese al poco reconocimiento que tuvo en su momento, y pese al desconocimiento actual, hay que considerar a Enemigos como una película arriesgada dentro del panorama fílmico de la época, como un ejemplo pionero de realizar un cine a imagen y semejanza del que se hacía, con éxito, en Estados Unidos. De hecho, se publicitó como “una película española de corte americano”.


CONTINUARÁ...

Nacho García Morcillo

 
Notas:


[1] Posteriormente, Santillán fue sustituido en la presidencia por Federico Martínez Tudó. Sobre la Cooperativa Cinematográfica Constelación, véase la tesis doctoral inédita de Esteve Riambau, La producció cinematográfica a Catalunya (1962-1969), UAB, 1995, págs. 169-171, difundida por internet: http://www.tdx.cat/TDX-0418108-164548. 
[2] El director acreditado en las versiones italiana e internacional es Paolo Heusch (Una vida violenta, 1962; Un golpe de mil millones, 1966). 
[3] Ramon Freixas, Joan Bassa, Diccionario personal y transferible de directores de cine español, Ediciones Jaguar, Madrid, 2007, pág. 421. Con posterioridad, el propio Ramon Freixas desde las páginas de la revista Dirigido volvía a incidir en ese olvido: “El manto gravoso del olvido recae sobre Antonio Santillán (1909-1966). Cuando se ha producido un toque de atención sobre otros realizadores, también confinados en la praxis del cine de género, no una reivindicación a bombo y platillo pero suficiente como para apreciar su obra, nadie ha reparado en Santillán. Salvo excepciones, valga el pleonasmo, no ha dispuesto de paladines que hayan validado su idiosincrasia y talento”. (Ramon Freixas, “El ojo de cristal”, Dirigido nº 376, marzo 2008, pág. 94).
[4] Según la catalogación establecida por Ángel Luis Hueso, Enemigos parte de un guión original escrito por Antonio Parellada Segura y Antonio Santillán, según un argumento de María de los Llanos (¿posible seudónimo?). Ángel Luis Hueso, Catálogo del cine español. Películas de ficción 1941-1950, Cátedra/Filmoteca Española, Madrid, 1999.
[5] Véase, José Luis Rubio Munt, "Kinefón, entre la ambición y el reduccionismo (1940-1953)", Los estudios cinematográficos españoles, Cuadernos de la Academia nº 10, 2001, pp. 203-224. 

[6] Véase p.e. “Verismo en el rodaje de una escena de ‘Enemigos’”, La Vanguardia, 12 de marzo de 1943, pág. 6.
[7] F. González Serra, “Enemigos”, La Vanguardia, 17 de marzo de 1943, pág. 8.
[8] Fernando Méndez-Leite, Historia del cine español, vol. 1, Rialp, Madrid, 1965, pág. 461.